Parte 1. El revolucionario.
Por Jorge Alveláis
Artículo publicado originalmente en el año 2005 en la revista "Intolerancia" de Puebla, México.
John Lennon es quizás el músico sobre el que más se ha escrito. Su atribulada biografía, su trabajo musical como miembro de Los Beatles y su obra como solista han sido objeto de análisis en muchas ocasiones; pero sus acciones políticas, su ideología revolucionaria y su pasión por la justicia son temas que suelen relegarse, tal vez porque su difusión aún representa una amenaza para el injusto sistema social en que vivimos.
Revolución Nº 1.
A principios de 1966, John Lennon estaba cansado de callar cuando la prensa le preguntaba sus opiniones sobre el racismo, la guerra de Vietnam y otros tópicos inquietantes. Se suponía que Los Beatles debían hablar solamente sobre música y sobre sí mismos; pero Lennon tenía mucho más qué decir, aun a costa de su propia seguridad personal.
La primera bomba cayó en Julio de ese año cuando Lennon declaró a la reportera Maureen Cleave, del Evening Standard de Londres, que "...el cristianismo se irá, disminuirá y se desvanecerá. No necesito argumentarlo. Estoy en lo cierto y el futuro lo probará. Ahora somos más populares que Jesús. No sé quién se irá primero, el rock'n roll o el cristianismo. Jesús estaba en lo correcto; pero sus discípulos fueron torpes y ordinarios...".
Esta declaración, publicada el 29 de Julio en la revista para adolescentes Datebook, ocasionó protestas por todo Estados Unidos, particularmente en el sur, donde 35 estaciones de radio (incluyendo algunas que de todas formas no programaban a Los Beatles) vetaron la música Beatle.
En Cleveland, los miembros de la Iglesia Bautista fueron amenazados con la excomunión si veían a Los Beatles en el próximo concierto programado y cientos de discos, libros y 'souvenirs' fueron incinerados en las calles de diversas ciudades estadounidenses.
Algo similar pasó en otros países como España y Sudáfrica, donde también se vetó la música Beatle.
Sin embargo, Lennon jamás dijo que Los Beatles fuesen mejores que Jesús.
Y si observamos sin pasión ni fanatismo la situación del cristianismo en esa época, es fácil entender la declaración de Lennon: en los años sesentas la mayoría de la juventud occidental se había alejado del cristianismo, optando por otras religiones o por el ateísmo, y en Japón, India, China, Arabia Saudita, Jordania y muchos otros países, ni el cristianismo ni la palabra de Jesús habían imperado nunca, mientras Los Beatles eran muy bien aceptados en varios de esos lugares.
Así que es un hecho irrebatible que, al menos en esa época, Los Beatles eran mundialmente más populares que Jesús.
Aquí es importante notar dónde surgieron las más enconadas protestas contra la declaración de Lennon: el sur de los Estados Unidos, zona destacada hasta nuestros días por su racismo exacerbado; España, nación sumida por el franquismo en el atraso cultural; Sudáfrica, con su sangrienta política racista del "apartheid".
¿No resulta extraño que los defensores del cristianismo frente el "hereje John Lennon" hubiesen sido los más alejados de la palabra de Jesús?
Presionado por su representante Brian Epstein, Lennon debió disculparse públicamente por lo sucedido, aunque a regañadientes: "Lo siento por lo que dije. Todavía no sé qué hice mal...; pero si quieren que me disculpe, si eso los hace felices, está bien, lo siento".
Apenas dos años después, en plena época de revueltas estudiantiles mundiales, Lennon escribió su canción "Revolución".
Los funcionarios de EMI se negaron a publicarla si Lennon no cambiaba la línea que decía "don't you know that you can count me in?" (¿no sabes que puedes contar conmigo?) por "don't you know that you can count me out?" (¿no sabes que NO puedes contar conmigo?), así que para mantener la congruencia interna del texto, Lennon debió reescribirlo por completo y lo que originalmente fué un llamado a la revolución, se transformó en tibia arenga pacifista cuya letra no correspondía a la fuerza de la música para la que inicialmente había sido creada.
Lennon necesitaba hablar libremente y sólo pudo hacerlo tras su separación de Los Beatles.
Héroe de la clase obrera.
En Octubre de 1968, John Lennon y Yoko Ono fueron arrestados por posesión de drogas en su apartamento de Londres.
A pesar de que la policía se había excedido al utilizar armas y perros para realizar el arresto, Lennon decidió no ahondar en el asunto y se declaró culpable de todos los cargos, liberando a Yoko de cualquier acusación que ocasionara su deportación.
Ni Yoko ni John imaginaban que esta decisión más tarde afectaría la residencia de Lennon en los Estados Unidos y que sería el arma con que el gobierno de ese país lo mantendría luchando legalmente para evitar su extradición.
El primer síntoma del inminente problema apareció cuando el gobierno de Estados Unidos se negó a conceder visas a George Harrison y a Lennon por considerarlos extranjeros indeseables.
Aunque las visas fueron concedidas finalmente porque, según las autoridades, “ambos músicos parecían ya no estar interesados en las drogas”, ahora el gobierno estadounidense tenía el as en el bolsillo: cada vez que quisiera entrar a Estados Unidos, Lennon debería realizar infinidad de trámites ante la embajada estadounidense en Londres, algo difícil y costoso que otros músicos ‘indeseables’, como Los Rolling Stones, habían experimentado en carne propia.
En ese año, Lennon ya era considerado “amenaza” por el gobierno mencionado, pues en varias ocasiones se había expresado contra la guerra de Vietnam, algo que para la administración del entonces presidente Richard Nixon resultaba intolerable por la inmensa popularidad que Lennon tenía entre los jóvenes.
Desde su lanzamiento en 1969, el sencillo "Dénle una oportunidad a la paz" ("Give Peace a Chance") sonó ampliamente en las estaciones de radio, siendo adoptado como himno en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam: una razón más para considerar a Lennon peligroso.
En 1970, apareció en el mercado su álbum "Plastic Ono Band", conteniendo una canción cuyo texto era demasiado radical para la administración Nixon: "El héroe de la clase obrera" ("Working Class Hero"). En ella, Lennon denunciaba la enajenación ("te mantienen drogado con la religión, el sexo y la televisión"), criticaba al oyente por su inconsciencia ("y te crees tan inteligente y sin clase y libre") y alertaba sobre el precio de ascender dentro del sistema ("primero debes aprender a sonreír mientras asesinas").
Los conceptos mencionados, tan realistas como rayantes en el satanizado marxismo, no harían menos que causar preocupación en el gobierno, así que "El héroe de la clase obrera" fué la canción menos difundida del álbum.
Alguna vez en Nueva York.
Pero Lennon no se arredraría y en 1971 lanzaría su álbum "Imagine", cuya canción "Dame alguna verdad" ("Gimme Some Truth") atacaba directamente a Richard Nixon y a los agentes mormones del FBI ("ningún cobarde hijo de ‘Tricky Dicky’ con pelo corto va a lavarme el cerebro con sólo un puñado de esperanza"), mientras en el tema "No quiero ser un soldado" ("I don't want to be a soldier") tachaba de mentirosos a los abogados ("no quiero ser abogado, mamá, no quiero mentir").
Como si ello no bastara, Lennon anunciaría a finales del mismo año su participación en un concierto a beneficio del líder del grupo radical anti-guerra-de-Vietnam de tendencias socialistas "Panteras Blancas", John Sinclair, quien había sido exageradamente condenado a diez años de prisión sólo por poseer dos cigarrillos de marihuana.
El evento sería la primera de una serie de actividades para evitar la reelección de Richard Nixon el año siguiente.
Al lado de los activistas Jerry Rubin y Abbie Hoffman, John y Yoko planeaban culminar dichas actividades con un gran evento frente a la Convención del Partido Republicano que se celebraría en 1972, un año clave para Richard Nixon en el que, por primera vez en la historia estadounidense, los jóvenes de 18 años tendrían derecho al voto.
Por ello la administración Nixon estaba tan preocupada: si alguien era capaz de orientar la preferencia de los nuevos electores, ese alguien era John Lennon.
Para colmo, el dueto lanzó en ese 1972 su álbum más radical y político, el doble LP "Alguna vez en Nueva York" ("Sometime in New York"), con su histórica portada simulando la primera plana del “New York Times” mostrando varias fotografías, entre ellas una de Nixon y Mao Tse Tung bailando desnudos.
En dicho álbum, que todavía muchos críticos prefieren ignorar o menospreciar, Lennon trató sin tapujos temas tan candentes como actuales que casi ningún otro músico se atrevió a tocar: el injusto encarcelamiento de la activista negra Angela Davis, cuyo esposo fuese asesinado durante una revuelta ("Angela"); el sangriento motín de la cárcel de Ática donde cuarenta y tres prisioneros fueron asesinados por la policía ("Prisión de Ática", "Attica State"); el mencionado encarcelamiento de John Sinclair (la canción también acusaba a la C.I.A. por traficar con drogas en el sureste asiático); la masacre del trágico "Domingo Sangriento" de Belfast, Irlanda, a manos del ejército Inglés ("Sunday, Bloody Sunday"); la constante opresión inglesa sobre los irlandeses ("La suerte de los irlandeses", "The luck of the Irish"); y la inmemorial explotación de la mujer ("La mujer es el negro del mundo", "Woman is the nigger of the world").
No es de extrañar que el segundo disco de "Alguna vez en Nueva York", una grabación en vivo del último concierto auspiciado por el teatro Filmore East, incluyera la participación de otro valeroso músico subversivo: Frank Zappa.
Así, Lennon se había transformado en uno de los más peligrosos enemigos de la administración Nixon, por lo que todo intento del músico para permanecer legalmente en los Estados Unidos sería obstruido por el gobierno durante más de cuatro años, basándose en el arresto de 1968.
El proceso sacó a luz un sinfín de vicios e injusticias gubernamentales, desde el espionaje telefónico y la vigilancia permanente sobre Lennon y Yoko Ono, hasta el desprestigio, el sabotaje comercial y el ocultamiento de documentos, procedimientos típicos de la administración Nixon.
Dos memorandos presentados por los abogados de Lennon en el juicio demostraron que el gobierno había utilizado tácticas de "Watergate" para hostilizar al músico, que había presionado a la oficina de inmigración para negarle la visa y que consideraba su caso como del más alto nivel prioritario (todo esto consta en varios documentos desclasificados que se pueden leer en la página del FBI en Internet).
La tensión emocional constante ocasionada por dichas tácticas sobre el dueto, la imposibilidad de salir del país a promover su música sin que se le impidiese regresar y el sabotaje comercial a que su música fué sometida dentro de los Estados Unidos, fueron factores decisivos para la escasa difusión de los álbumes de Lennon que nunca alcanzaron las ventas que habrían podido lograr en otras condiciones.
Como volver a empezar.
Un examen minucioso del expediente del juicio sufrido por Lennon para permanecer en los Estados Unidos evidencia que el músico era víctima de una conspiración fraguada por el gobierno del presidente Nixon y que Lennon no padecía paranoia al quejarse de la vigilancia a que él y su pareja eran sometidos; deja en claro que era perseguido por sus ideas políticas y principalmente por la influencia que el artista tenía sobre la juventud de su época.
Su temporal retiro de cinco años a partir de 1975, aunado a la renuncia de Richard Nixon por el Caso Watergate el año anterior —evento que le permitió obtener la visa de residencia en Estados Unidos—, devolvió a Lennon cierta seguridad personal que fué interrumpida en cuanto salió de su aislamiento.
Si Lennon no hubiese regresado al ambiente musical, seguiría entre nosotros.
En Noviembre de 1980, John y Yoko lanzaron su álbum "Doble fantasía" ("Double Fantasy"), cuya canción "Tal como volver a empezar" ("Just like starting over") ascendió rápidamente en las listas de ventas.
Eran los últimos días de la administración del demócrata Jimmy Carter y al año siguiente el presidente electo Ronald Reagan tomaría posesión del gobierno, una vez más bajo control del Partido Republicano.
Tanto en los Estados Unidos como en el resto del planeta, era bien conocida la tendencia armamentista de Reagan, por lo cual la actriz Jane Fonda, refiríendose al pasado del nuevo presidente como actor cinematográfico, declaró a la prensa: "fué un mal actor y será un mal presidente".
Reagan confirmaría más tarde la aseveración de Fonda con su plan armamentista espacial "Guerra de las Galaxias", con el financiamiento a la contrarrevolución nicaragüense y con la venta ilegal de armas a Irán, supuesto enemigo de los Estados Unidos.
El enfrentamiento Lennon-Reagan era previsible.
Por su parte, John y Yoko, apenas reiniciada su vida pública, habían sido contactados por obreros huelguistas de San Francisco para solicitarles su participación en una manifestación que tendría lugar el sábado 13 de Diciembre de 1980.
Nadie puede probar que el dueto haya aceptado; pero el solo hecho del contacto de Lennon con los obreros hizo que la futura administración Reagan comenzara a preocuparse.
Tampoco se puede asegurar que Ronald Reagan estuviese directamente interesado en detener las actividades de John y Yoko; pero seguramente dentro de su gabinete había quienes temían que Lennon movilizara a la gente para protestar por la política armamentista del nuevo gobierno.
Y no era para menos: si la administración Nixon había mantenido ocupado a Lennon con el problema de su residencia legal, ahora el músico ya era ciudadano estadounidense y no era posible deportarlo o amenazarlo con la extradición. Así que, quizás para ellos, sólo había una solución: asesinarlo.
La conspiración.
Cuando se ahonda en temas como los magnicidios, no falta quien burlonamente acuse al investigador en turno de estar paranoico y ver conspiraciones donde no las hay. Es una linda manera de echar tierra a cualquier conspiración que se descubra y desacreditar los hallazgos o dudas que surjan en las investigaciones.
Varios síntomas indican que John Lennon fué víctima de una conspiración, aparte de la ya documentada persecución que sufrió a principios de los setentas, sólo que esta vez las intenciones serían fatales:
1. Contra lo que se ha difundido ampliamente, el asesino (cuyo nombre omito para cumplir el acuerdo tácito que existe entre los admiradores de Lennon para impedir que el asesino obtenga la fama que deseaba), no arribó a Nueva York directamente desde Honolulú, Hawai, el 6 de Diciembre para asesinar a Lennon dos días después.
Su boleto de avión indica que partió de Honolulú el 28 de Noviembre con destino a...¡Chicago!. ¿Por qué Chicago?
Acaso porque en Chicago se halla una de las sedes de la YMCA, organización de la que consta en documentos que noventa y una de sus oficinas internacionales fueron infiltradas por la CIA.
2. Los movimientos del asesino se conocen casi en su totalidad; pero existen tres días "perdidos" en los que nadie sabe qué hizo o dónde estuvo. Allan Sullivan, Procurador del Distrito, dijo al Juez a cargo del caso que había un expediente de 16 páginas con toda la cronología de los movimientos del asesino; pero más tarde el expediente se extravió misteriosamente.
4. Después de diez años de no manifestar interés por leer "The Catcher In The Rye", libro que había leído por última vez en su años escolares, el asesino de pronto se interesó en él durante su estadía en Chicago. Este libro fue fundamental en su decisión de asesinar al músico.
5. Tras la muerte de John Lennon no hubo ninguna investigación, a pesar del carácter magnicida que el asesinato presentaba.
La policía de Nueva York se negó a efectuar la investigación, pues, según declaró el comandante del vigésimo distrito que debía realizarla, "...este caso está resuelto. No es necesario molestarse. El hombre llegó, balaceó al pobre Lennon, retrocedió, tiró el arma para que nadie pudiese herirlo (al asesino) y siguió leyendo 'The Catcher In The Rye' ".
6. No hubo juicio para el asesino, ya que éste se declaró culpable. Y aquí hay algo inquietante: si, como se dijo a los medios de difusión, había sido diagnosticado como enfermo mental, ¿por qué se admitió la declaración del asesino como válida y se cerró el caso?
Y si realmente no estaba enfermo, ¿por qué no enfrentó juicio alguno?
7. La tesis del "asesino solitario", el maniático que sin razón aparente asesina a una celebridad, es tan trillada que ya nadie la cree.
Ha sido utilizada en los asesinatos de Mahatma Ghandi, John F. Kennedy, Martin Luther King, Robert Kennedy, Gammar Abdul Nasser, Indira Ghandi y Luis Donaldo Colosio, en el atentado sufrido por Juan Pablo II e incluso en el atentado contra el mismo Ronald Reagan en Marzo de 1981.
8. Yoko Ono aceptó que no se ahondara más en el caso; pero esto, lejos de inculparla en cualquier forma, podría indicarnos que la viuda de Lennon tenía miedo del poder gubernamental, un poder que había sufrido en carne propia, que le impidió vivir en paz durante la década de los setentas y que ahora le arrebataba a su esposo.
La conspiración mediática.
Tras la muerte de John Lennon, los medios de difusión han intentado vendernos la idea de que sus acciones y su pensamiento eran utópicos; que debemos seguir "imaginando" mientras el mundo se torna cada día más cruel; que no debemos buscar a los culpables de la violencia en que vivimos; que debemos pensar en la paz como algo que llegará sin esforzarnos, sin hacer nada más que prender a nuestras ropas un listón blanco o encender una veladora en nuestra ventana.
Los medios han silenciado las canciones subversivas de Lennon, limitándose a transmitir sus temas menos políticos, como si el universo lennoniano no fuese más que un cuento romántico con final trágico, ajeno al mundo concreto.
Pero no es esto lo que Lennon nos dijo.
El legado de John Lennon es mucho más que un mundo de amor imaginario; es un mundo con héroes reales como él, de carne y hueso; un mundo de héroes que se indignan con la injusticia y la intolerancia; un mundo de héroes que actúan, que denuncian los crímenes llamándolos por su nombre e identificando a los culpables.
Comprender las razones del asesinato de John Lennon a partir de su trayectoria política es un pequeño paso necesario para evitar que la barbarie siga sucediendo y que se pretenda engañarnos con la tesis ‘del asesino solitario’.
Un pequeño paso para no repetir el pasado, para darle una oportunidad a la paz.
(continuará)
Por Jorge Alveláis
Artículo publicado originalmente en el año 2005 en la revista "Intolerancia" de Puebla, México.
John Lennon es quizás el músico sobre el que más se ha escrito. Su atribulada biografía, su trabajo musical como miembro de Los Beatles y su obra como solista han sido objeto de análisis en muchas ocasiones; pero sus acciones políticas, su ideología revolucionaria y su pasión por la justicia son temas que suelen relegarse, tal vez porque su difusión aún representa una amenaza para el injusto sistema social en que vivimos.
Revolución Nº 1.
A principios de 1966, John Lennon estaba cansado de callar cuando la prensa le preguntaba sus opiniones sobre el racismo, la guerra de Vietnam y otros tópicos inquietantes. Se suponía que Los Beatles debían hablar solamente sobre música y sobre sí mismos; pero Lennon tenía mucho más qué decir, aun a costa de su propia seguridad personal.
La primera bomba cayó en Julio de ese año cuando Lennon declaró a la reportera Maureen Cleave, del Evening Standard de Londres, que "...el cristianismo se irá, disminuirá y se desvanecerá. No necesito argumentarlo. Estoy en lo cierto y el futuro lo probará. Ahora somos más populares que Jesús. No sé quién se irá primero, el rock'n roll o el cristianismo. Jesús estaba en lo correcto; pero sus discípulos fueron torpes y ordinarios...".
Esta declaración, publicada el 29 de Julio en la revista para adolescentes Datebook, ocasionó protestas por todo Estados Unidos, particularmente en el sur, donde 35 estaciones de radio (incluyendo algunas que de todas formas no programaban a Los Beatles) vetaron la música Beatle.
En Cleveland, los miembros de la Iglesia Bautista fueron amenazados con la excomunión si veían a Los Beatles en el próximo concierto programado y cientos de discos, libros y 'souvenirs' fueron incinerados en las calles de diversas ciudades estadounidenses.
Algo similar pasó en otros países como España y Sudáfrica, donde también se vetó la música Beatle.
Sin embargo, Lennon jamás dijo que Los Beatles fuesen mejores que Jesús.
Y si observamos sin pasión ni fanatismo la situación del cristianismo en esa época, es fácil entender la declaración de Lennon: en los años sesentas la mayoría de la juventud occidental se había alejado del cristianismo, optando por otras religiones o por el ateísmo, y en Japón, India, China, Arabia Saudita, Jordania y muchos otros países, ni el cristianismo ni la palabra de Jesús habían imperado nunca, mientras Los Beatles eran muy bien aceptados en varios de esos lugares.
Así que es un hecho irrebatible que, al menos en esa época, Los Beatles eran mundialmente más populares que Jesús.
Aquí es importante notar dónde surgieron las más enconadas protestas contra la declaración de Lennon: el sur de los Estados Unidos, zona destacada hasta nuestros días por su racismo exacerbado; España, nación sumida por el franquismo en el atraso cultural; Sudáfrica, con su sangrienta política racista del "apartheid".
¿No resulta extraño que los defensores del cristianismo frente el "hereje John Lennon" hubiesen sido los más alejados de la palabra de Jesús?
Presionado por su representante Brian Epstein, Lennon debió disculparse públicamente por lo sucedido, aunque a regañadientes: "Lo siento por lo que dije. Todavía no sé qué hice mal...; pero si quieren que me disculpe, si eso los hace felices, está bien, lo siento".
Apenas dos años después, en plena época de revueltas estudiantiles mundiales, Lennon escribió su canción "Revolución".
Los funcionarios de EMI se negaron a publicarla si Lennon no cambiaba la línea que decía "don't you know that you can count me in?" (¿no sabes que puedes contar conmigo?) por "don't you know that you can count me out?" (¿no sabes que NO puedes contar conmigo?), así que para mantener la congruencia interna del texto, Lennon debió reescribirlo por completo y lo que originalmente fué un llamado a la revolución, se transformó en tibia arenga pacifista cuya letra no correspondía a la fuerza de la música para la que inicialmente había sido creada.
Lennon necesitaba hablar libremente y sólo pudo hacerlo tras su separación de Los Beatles.
Héroe de la clase obrera.
En Octubre de 1968, John Lennon y Yoko Ono fueron arrestados por posesión de drogas en su apartamento de Londres.
A pesar de que la policía se había excedido al utilizar armas y perros para realizar el arresto, Lennon decidió no ahondar en el asunto y se declaró culpable de todos los cargos, liberando a Yoko de cualquier acusación que ocasionara su deportación.
Ni Yoko ni John imaginaban que esta decisión más tarde afectaría la residencia de Lennon en los Estados Unidos y que sería el arma con que el gobierno de ese país lo mantendría luchando legalmente para evitar su extradición.
El primer síntoma del inminente problema apareció cuando el gobierno de Estados Unidos se negó a conceder visas a George Harrison y a Lennon por considerarlos extranjeros indeseables.
Aunque las visas fueron concedidas finalmente porque, según las autoridades, “ambos músicos parecían ya no estar interesados en las drogas”, ahora el gobierno estadounidense tenía el as en el bolsillo: cada vez que quisiera entrar a Estados Unidos, Lennon debería realizar infinidad de trámites ante la embajada estadounidense en Londres, algo difícil y costoso que otros músicos ‘indeseables’, como Los Rolling Stones, habían experimentado en carne propia.
En ese año, Lennon ya era considerado “amenaza” por el gobierno mencionado, pues en varias ocasiones se había expresado contra la guerra de Vietnam, algo que para la administración del entonces presidente Richard Nixon resultaba intolerable por la inmensa popularidad que Lennon tenía entre los jóvenes.
Desde su lanzamiento en 1969, el sencillo "Dénle una oportunidad a la paz" ("Give Peace a Chance") sonó ampliamente en las estaciones de radio, siendo adoptado como himno en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam: una razón más para considerar a Lennon peligroso.
En 1970, apareció en el mercado su álbum "Plastic Ono Band", conteniendo una canción cuyo texto era demasiado radical para la administración Nixon: "El héroe de la clase obrera" ("Working Class Hero"). En ella, Lennon denunciaba la enajenación ("te mantienen drogado con la religión, el sexo y la televisión"), criticaba al oyente por su inconsciencia ("y te crees tan inteligente y sin clase y libre") y alertaba sobre el precio de ascender dentro del sistema ("primero debes aprender a sonreír mientras asesinas").
Los conceptos mencionados, tan realistas como rayantes en el satanizado marxismo, no harían menos que causar preocupación en el gobierno, así que "El héroe de la clase obrera" fué la canción menos difundida del álbum.
Alguna vez en Nueva York.
Pero Lennon no se arredraría y en 1971 lanzaría su álbum "Imagine", cuya canción "Dame alguna verdad" ("Gimme Some Truth") atacaba directamente a Richard Nixon y a los agentes mormones del FBI ("ningún cobarde hijo de ‘Tricky Dicky’ con pelo corto va a lavarme el cerebro con sólo un puñado de esperanza"), mientras en el tema "No quiero ser un soldado" ("I don't want to be a soldier") tachaba de mentirosos a los abogados ("no quiero ser abogado, mamá, no quiero mentir").
Como si ello no bastara, Lennon anunciaría a finales del mismo año su participación en un concierto a beneficio del líder del grupo radical anti-guerra-de-Vietnam de tendencias socialistas "Panteras Blancas", John Sinclair, quien había sido exageradamente condenado a diez años de prisión sólo por poseer dos cigarrillos de marihuana.
El evento sería la primera de una serie de actividades para evitar la reelección de Richard Nixon el año siguiente.
Al lado de los activistas Jerry Rubin y Abbie Hoffman, John y Yoko planeaban culminar dichas actividades con un gran evento frente a la Convención del Partido Republicano que se celebraría en 1972, un año clave para Richard Nixon en el que, por primera vez en la historia estadounidense, los jóvenes de 18 años tendrían derecho al voto.
Por ello la administración Nixon estaba tan preocupada: si alguien era capaz de orientar la preferencia de los nuevos electores, ese alguien era John Lennon.
Para colmo, el dueto lanzó en ese 1972 su álbum más radical y político, el doble LP "Alguna vez en Nueva York" ("Sometime in New York"), con su histórica portada simulando la primera plana del “New York Times” mostrando varias fotografías, entre ellas una de Nixon y Mao Tse Tung bailando desnudos.
En dicho álbum, que todavía muchos críticos prefieren ignorar o menospreciar, Lennon trató sin tapujos temas tan candentes como actuales que casi ningún otro músico se atrevió a tocar: el injusto encarcelamiento de la activista negra Angela Davis, cuyo esposo fuese asesinado durante una revuelta ("Angela"); el sangriento motín de la cárcel de Ática donde cuarenta y tres prisioneros fueron asesinados por la policía ("Prisión de Ática", "Attica State"); el mencionado encarcelamiento de John Sinclair (la canción también acusaba a la C.I.A. por traficar con drogas en el sureste asiático); la masacre del trágico "Domingo Sangriento" de Belfast, Irlanda, a manos del ejército Inglés ("Sunday, Bloody Sunday"); la constante opresión inglesa sobre los irlandeses ("La suerte de los irlandeses", "The luck of the Irish"); y la inmemorial explotación de la mujer ("La mujer es el negro del mundo", "Woman is the nigger of the world").
No es de extrañar que el segundo disco de "Alguna vez en Nueva York", una grabación en vivo del último concierto auspiciado por el teatro Filmore East, incluyera la participación de otro valeroso músico subversivo: Frank Zappa.
Así, Lennon se había transformado en uno de los más peligrosos enemigos de la administración Nixon, por lo que todo intento del músico para permanecer legalmente en los Estados Unidos sería obstruido por el gobierno durante más de cuatro años, basándose en el arresto de 1968.
El proceso sacó a luz un sinfín de vicios e injusticias gubernamentales, desde el espionaje telefónico y la vigilancia permanente sobre Lennon y Yoko Ono, hasta el desprestigio, el sabotaje comercial y el ocultamiento de documentos, procedimientos típicos de la administración Nixon.
Dos memorandos presentados por los abogados de Lennon en el juicio demostraron que el gobierno había utilizado tácticas de "Watergate" para hostilizar al músico, que había presionado a la oficina de inmigración para negarle la visa y que consideraba su caso como del más alto nivel prioritario (todo esto consta en varios documentos desclasificados que se pueden leer en la página del FBI en Internet).
La tensión emocional constante ocasionada por dichas tácticas sobre el dueto, la imposibilidad de salir del país a promover su música sin que se le impidiese regresar y el sabotaje comercial a que su música fué sometida dentro de los Estados Unidos, fueron factores decisivos para la escasa difusión de los álbumes de Lennon que nunca alcanzaron las ventas que habrían podido lograr en otras condiciones.
Como volver a empezar.
Un examen minucioso del expediente del juicio sufrido por Lennon para permanecer en los Estados Unidos evidencia que el músico era víctima de una conspiración fraguada por el gobierno del presidente Nixon y que Lennon no padecía paranoia al quejarse de la vigilancia a que él y su pareja eran sometidos; deja en claro que era perseguido por sus ideas políticas y principalmente por la influencia que el artista tenía sobre la juventud de su época.
Su temporal retiro de cinco años a partir de 1975, aunado a la renuncia de Richard Nixon por el Caso Watergate el año anterior —evento que le permitió obtener la visa de residencia en Estados Unidos—, devolvió a Lennon cierta seguridad personal que fué interrumpida en cuanto salió de su aislamiento.
Si Lennon no hubiese regresado al ambiente musical, seguiría entre nosotros.
En Noviembre de 1980, John y Yoko lanzaron su álbum "Doble fantasía" ("Double Fantasy"), cuya canción "Tal como volver a empezar" ("Just like starting over") ascendió rápidamente en las listas de ventas.
Eran los últimos días de la administración del demócrata Jimmy Carter y al año siguiente el presidente electo Ronald Reagan tomaría posesión del gobierno, una vez más bajo control del Partido Republicano.
Tanto en los Estados Unidos como en el resto del planeta, era bien conocida la tendencia armamentista de Reagan, por lo cual la actriz Jane Fonda, refiríendose al pasado del nuevo presidente como actor cinematográfico, declaró a la prensa: "fué un mal actor y será un mal presidente".
Reagan confirmaría más tarde la aseveración de Fonda con su plan armamentista espacial "Guerra de las Galaxias", con el financiamiento a la contrarrevolución nicaragüense y con la venta ilegal de armas a Irán, supuesto enemigo de los Estados Unidos.
El enfrentamiento Lennon-Reagan era previsible.
Por su parte, John y Yoko, apenas reiniciada su vida pública, habían sido contactados por obreros huelguistas de San Francisco para solicitarles su participación en una manifestación que tendría lugar el sábado 13 de Diciembre de 1980.
Nadie puede probar que el dueto haya aceptado; pero el solo hecho del contacto de Lennon con los obreros hizo que la futura administración Reagan comenzara a preocuparse.
Tampoco se puede asegurar que Ronald Reagan estuviese directamente interesado en detener las actividades de John y Yoko; pero seguramente dentro de su gabinete había quienes temían que Lennon movilizara a la gente para protestar por la política armamentista del nuevo gobierno.
Y no era para menos: si la administración Nixon había mantenido ocupado a Lennon con el problema de su residencia legal, ahora el músico ya era ciudadano estadounidense y no era posible deportarlo o amenazarlo con la extradición. Así que, quizás para ellos, sólo había una solución: asesinarlo.
La conspiración.
Cuando se ahonda en temas como los magnicidios, no falta quien burlonamente acuse al investigador en turno de estar paranoico y ver conspiraciones donde no las hay. Es una linda manera de echar tierra a cualquier conspiración que se descubra y desacreditar los hallazgos o dudas que surjan en las investigaciones.
Varios síntomas indican que John Lennon fué víctima de una conspiración, aparte de la ya documentada persecución que sufrió a principios de los setentas, sólo que esta vez las intenciones serían fatales:
1. Contra lo que se ha difundido ampliamente, el asesino (cuyo nombre omito para cumplir el acuerdo tácito que existe entre los admiradores de Lennon para impedir que el asesino obtenga la fama que deseaba), no arribó a Nueva York directamente desde Honolulú, Hawai, el 6 de Diciembre para asesinar a Lennon dos días después.
Su boleto de avión indica que partió de Honolulú el 28 de Noviembre con destino a...¡Chicago!. ¿Por qué Chicago?
Acaso porque en Chicago se halla una de las sedes de la YMCA, organización de la que consta en documentos que noventa y una de sus oficinas internacionales fueron infiltradas por la CIA.
2. Los movimientos del asesino se conocen casi en su totalidad; pero existen tres días "perdidos" en los que nadie sabe qué hizo o dónde estuvo. Allan Sullivan, Procurador del Distrito, dijo al Juez a cargo del caso que había un expediente de 16 páginas con toda la cronología de los movimientos del asesino; pero más tarde el expediente se extravió misteriosamente.
4. Después de diez años de no manifestar interés por leer "The Catcher In The Rye", libro que había leído por última vez en su años escolares, el asesino de pronto se interesó en él durante su estadía en Chicago. Este libro fue fundamental en su decisión de asesinar al músico.
5. Tras la muerte de John Lennon no hubo ninguna investigación, a pesar del carácter magnicida que el asesinato presentaba.
La policía de Nueva York se negó a efectuar la investigación, pues, según declaró el comandante del vigésimo distrito que debía realizarla, "...este caso está resuelto. No es necesario molestarse. El hombre llegó, balaceó al pobre Lennon, retrocedió, tiró el arma para que nadie pudiese herirlo (al asesino) y siguió leyendo 'The Catcher In The Rye' ".
6. No hubo juicio para el asesino, ya que éste se declaró culpable. Y aquí hay algo inquietante: si, como se dijo a los medios de difusión, había sido diagnosticado como enfermo mental, ¿por qué se admitió la declaración del asesino como válida y se cerró el caso?
Y si realmente no estaba enfermo, ¿por qué no enfrentó juicio alguno?
7. La tesis del "asesino solitario", el maniático que sin razón aparente asesina a una celebridad, es tan trillada que ya nadie la cree.
Ha sido utilizada en los asesinatos de Mahatma Ghandi, John F. Kennedy, Martin Luther King, Robert Kennedy, Gammar Abdul Nasser, Indira Ghandi y Luis Donaldo Colosio, en el atentado sufrido por Juan Pablo II e incluso en el atentado contra el mismo Ronald Reagan en Marzo de 1981.
8. Yoko Ono aceptó que no se ahondara más en el caso; pero esto, lejos de inculparla en cualquier forma, podría indicarnos que la viuda de Lennon tenía miedo del poder gubernamental, un poder que había sufrido en carne propia, que le impidió vivir en paz durante la década de los setentas y que ahora le arrebataba a su esposo.
La conspiración mediática.
Tras la muerte de John Lennon, los medios de difusión han intentado vendernos la idea de que sus acciones y su pensamiento eran utópicos; que debemos seguir "imaginando" mientras el mundo se torna cada día más cruel; que no debemos buscar a los culpables de la violencia en que vivimos; que debemos pensar en la paz como algo que llegará sin esforzarnos, sin hacer nada más que prender a nuestras ropas un listón blanco o encender una veladora en nuestra ventana.
Los medios han silenciado las canciones subversivas de Lennon, limitándose a transmitir sus temas menos políticos, como si el universo lennoniano no fuese más que un cuento romántico con final trágico, ajeno al mundo concreto.
Pero no es esto lo que Lennon nos dijo.
El legado de John Lennon es mucho más que un mundo de amor imaginario; es un mundo con héroes reales como él, de carne y hueso; un mundo de héroes que se indignan con la injusticia y la intolerancia; un mundo de héroes que actúan, que denuncian los crímenes llamándolos por su nombre e identificando a los culpables.
Comprender las razones del asesinato de John Lennon a partir de su trayectoria política es un pequeño paso necesario para evitar que la barbarie siga sucediendo y que se pretenda engañarnos con la tesis ‘del asesino solitario’.
Un pequeño paso para no repetir el pasado, para darle una oportunidad a la paz.
(continuará)
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