miércoles, 5 de febrero de 2014

CIAN o el color de la música.


Para representar lo que percibimos visualmente, ya sea imprimiéndolo en papel o desplegándolo en una pantalla, debemos recrear los tres colores primarios de la luz —rojo, azul y amarillo—, cuya combinación en diferentes proporciones genera la gama cromática de todo lo que vemos.
Sin embargo, para inventar paisajes sonoros, para delinear imágenes auditivas, pintar el aire con sonidos e iluminar el silencio, bastan dos elementos, dos entes creativos que al unirse forman el azul primigenio de donde emergen todos los colores sonoros imaginables: CIAN.

CIAN es la afortunada consecuencia de la comunión entre la vocalista Lizeth Ruvalcaba y el bajista Eliud Ernandes, quienes, a principios de 2013, como descanso de los proyectos en que cada uno participaba, por simple diversión ensamblaron un par de canciones a base de capas de sonido generadas con voz y bajo únicamente
Para ello utilizaron “loopers”, dispositivos digitales que graban lo que el músico toca o canta y lo repiten para formar alfombras (“loops”) sobre las que se pueden ejecutar nuevas figuras.
La idea era no utilizar sonidos previamente grabados, sino generarlos sobre la marcha, sobreponiéndolos o reemplazándolos conforme avanzara la canción en turno; una labor ardua y minuciosa, tanto por el rigor de la ejecución donde un pequeño error o un simple chasquido indeseado —y repetido por el looper— puede echar a perder la pieza que se interpreta; como por la variedad tímbrica que se debe extraer a los instrumentos para que se distingan conforme se acumulan en las capas que se graban al vuelo.

A diferencia de otros músicos que incursionan en esta técnica llamada “looping”, CIAN no se limita a grabar una alfombra sonora para luego improvisar sobre ella, sino que cada fragmento, cada sonido que se graba en los loopers, es parte de una composición con estructura bien definida.
El resultado es espectacular, no sólo porque el dueto resuelve magistralmente las dificultades hasta aquí descritas, sino por la cálida belleza contenida en los temas, que sitúa el arte muy por encima de la técnica, haciendo que el oyente se olvide de la ejecución y se concentre en el gozo estético.

Sin delinear aún el futuro del dueto —y acaso sin siquiera concebirlo como proyecto a largo plazo—, en aquél milagroso descanso de 2013, Lizeth y Eliud produjeron sus versiones a “Sweet Dreams (Are Made Of This)” de Eurythmics y “Mercy Street” de Peter Gabriel.
En seguida, el dueto recreó la balada irlandesa tradicional “The Wind That Sakes The Barley”; el clásico “Street Spirit” de Radiohead; y el éxito del vocalista de The Temptations, Jimmy Ruffin, “What Becomes Of The Brokenhearted”.
Y apenas unos meses después de aquél divertimento inicial, CIAN aportó su primera composición propia, un tema llamado “Deshoras” donde no sólo desplegaron su talento musical, sino su vena poética. Una sola frase ejemplifica lo que refiero: "faltan almohadas que me abracen al oscurecer".
A “Deshoras” siguieron las canciones “Saudade” y “Vía” que, al igual que las versiones de temas ajenos, ostentan personalidad propia, conteniendo ideas que no aparecen en los demás trabajos.

  

Desde su nacimiento, CIAN mostró un sonido personal distintivo, tan intenso como original, que los identifica de inmediato; algo muy difícil de lograr al primer intento. Creo que esto se debe a la actitud creativa del ensamble, que no parece haber buscado dicho sonido de manera deliberada, sino que lo dejó fluir naturalmente, sin preconcebirlo, como resultado de las influencias, la maestría y la interacción de sus integrantes, aunadas a su evidente experiencia en audioproducción.
Por ello es imposible ubicar a CIAN en un género musical específico, ya que en su obra confluyen el jazz de ECM, el soul, el rock progresivo, el tecno, los cantos irlandeses, el ambient, los frippertronics y hasta el minimalismo de Steve Reich, además de influencias que mi oído no alcanza a discernir.

Tan nutrida fusión de géneros y estilos no puede menos que ofrecer un inmenso colorido musical, lleno de sonoridades diversas, elaborados contrapuntos y paisajes auditivos llenos de magia. Prueba plena de que, para generar música en toda su magnificencia cromática, bastan dos elementos creativos, imaginativos y talentosos: Lizeth Ruvalcaba y Eliud Ernandes, CIAN.

Jorge Alveláis
Febrero de 2014

Escucha más de este maravilloso dueto en: https://soundcloud.com/cian-mx

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